12.6.07

Un año después*

㊂ XXIV. V. MMVI. Podría haber sudado hasta que terminara el día. Pero decidí que no podía esperar para fumar. Me metí en la regadera, sintiendo la presencia de todos esos micro seres desdeñando mi mal hábito, afectada por el desperdicio de agua. Resultó que no solo pude fumar en la única habitación en la casa dónde se permiten los peores vicios, sino que se refrescó la piel. Terminé el cigarrillo y deposité el shampoo caliente en una de mis manos. Todo estaba caliente. Las paredes de azulejo, el piso, la pastilla de jabón, el exfoliante, la esponja, las gotas salpicadas de mi piel al muro, la toalla, la voz de Rita Guerrero cantando otra vez aquello de cierras los ojos y el incendio no termina. El verano aún tenía que esperar hasta el día veintiuno para consolidarse, pero francamente no podría esperarse más infierno que el que ya se respiraba. Ya es de noche y pienso para que sirvió todo este día. Un día más de desespero, de minutos tirados en un vaso con agua tras otro, de sopor montado en el aire caliente que avienta el ventilador en sus giros. Salí a la calle, pero, por ese temor idiota del afuera, regresé pronto a casa. A contemplarme en el espejo con todo y mi desilusión a cuestas. Entrevista tras entrevista y una negativa cerrando el trato. Pensé frente a la ventana desde la que observaba dormitar a los perros, mecerse los tendederos cargados, hervir la tierra y crepitar el cemento ¿Será cuestión astral? ¿Será por usar el cuarzo sin curar? ¿Será por quemar las cartas de quienes me quisieron? ¿Será que estoy en la dimensión desconocida? ¿Será que no es? Rompía el humo en las paredes del baño concentrándome en la momentánea frescura del agua sobre la cabeza, bailando la canción que no se baila, algo así como repicar sin campanas, como dijo el coronel. Cortos cinco minutos de shower que no lograron desterrar mi desasosiego. Tal vez haga falta otro cigarrillo. Y otra vez la canción.
* Ahora... dos años despues.