Creo que realmente nunca he estado en contacto directo con la muerte. Ahora vivimos acechados por un error o el azar de una bala perdida, vivimos en la zozobra de una ciudad sitiada e inconscientemente dormida, sólo desviamos la mirada. Nadie de quienes conozco ha muerto por la mano de un "comando armado". Todos los que conozco estamos muertos, de miedo, de impotencia, de ceguera, de olvido, de ignorancia, de indiferencia.
Yo no puedo escribir en esta ciudad. Probablemente en ninguna otra. Yo no puedo escribir si no puedo pensar. Yo no puedo pensar si no logro vivir. Sobrevivo todos los días buscando una excusa al abismo de mi muerte. Vivo en el otoño de mi ahora. Creo firmemente en la renovación de nuestro destino. Tengo fe en una ínfima parte de la humanidad. Deseo que este sea el peor noviembre en mi memoria.
En memoria de todos aquellos a quienes extrañamos.