30.8.06

60's

A veces pienso quién, quién estará viviendo ronco mi juventud con sus mismas espinas, liviano y vagabundo, nadando en el oleaje de las calles horribles, sin un cobre, remoto, y más flexible: con tres noches radiantes en las sienes y el olor de la hermosa todavía en el tacto.

-De A veces pienso quién. Gonzalo Rojas.

Nacemos y es un rasguño apenas la desgarradura y nunca cicatriza y arde y es una estrella de luz propia, nunca se apaga la diminuta llaga, nunca se borra la señal de sangre, por esa puerta nos vamos a lo oscuro. También el hombre fluye, también el hombre cae y es una imagen que se desvanece. De Mutra. Octavio Paz.

A Don José Carmen Lira Moctezuma

Sin permisos ni concesiones me atrevo a escribir mis bajos versos sobre su vida paralela e inexplorada por mis pupilas gustativas. ¿Por qué un hombre que juega sus roles de viudo, padre y abuelo?

¿Qué materia de poesía es?

En primera instancia la que él evade.

Yo no le conozco y puedo adivinar, pero esos juegos

mágicos son para otras ocasiones menos solemnes;

¿es éste un poema? ¿Sobre qué?

Sobre ese hombre que no me da más que un enigma, una vida vivida, un murmullo de mariposa rota en su respiración, un luto sureño, una tumba con sus flores y su amor costumbres y fervores dispensados en arrugas, que más me dan sus años lozanos mientras entreteje los silencios y humedades en sus charlas matinales con la difunta que no logrará olvidar. Qué más me dan sus siembras y su vida que es un rodar de voces y lugares un excavar de sudores.

II

Cómo podría adelantarme a sus pensamientos de desilusión, decrepitud imaginada y ocio mental, de cansancio sideral y recordaros aquella antaña vanidad por llevar sobre los hombros esa historia, por tener la paciencia memoriosa de la chica aquella, de los labios estos, de las ternuras bebidas y de los pasos andados. Es posible armonizar con las décadas y los días que pesan y a veces se olvidan. es posible desdeñar la piel vencida después de las duchas diarias. es posible aborrecer la cárcel corpórea que antiguamente nos dio el goce y ahora nos apretuja algunas veces entre la enfermedad y la nostalgia. ¿Que diré yo cuando te vea, hombre, en mi espejo femenino con la historia ya escrita y no inventada, imaginada o siquiera intentada como está la mía ahora? Qué te digo ahora, en mis temps verdes y fértiles de sufrimientos y sorpresas, cuando a ti te dan risa ya mis divagaciones e intentos de filosofía, cuando el flashback es el ejercicio nocturno que te atrae el sueño. Sin concesiones ni permisos me inventé todas las palabras, y aquí, diré, que las palabras más valiosas de éste intento son las que lloriquean en el epígrafe. Por Izela Do Zal. C. Juárez, Chihuahua

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Izela como has estado???... soy MeNo!! espero que leas esto, como siempre me encanta tu blog, un saludo a ti y a Romelia !... que todo este bien para ustedes donde se encuentren.