Hoy no necesariamente ha sido un día extraordinario. Pero casi lo era. Bueno, contando con que mi habitación está con cajas como si acabara de mudarme (de acuerdo, no tan exagerado), que mi cuarto está vacío, y que pasé de un delirio amoroso (provocado por una película, no nos emocionemos) a un enorme enojo... pues tal vez mi problema no sea el dia, el hado, sino mi vulnerabilidad. Pero es que de nuevo vuelvo a este asunto de ¿por qué las personas son nefastas conmigo? ¿Por qué no soporto que las personas salgan de mi vida o me saquen de su vida? ¿Por qué me entrometo y juzgo... por qué las personas no cesan de dañarse o dañarme, o dañar a otros? No creo que me lo responda ninguna sabiduría, no creo en nada de lo que creen los demás. No me produce ningún consuelo nada. Mientras otros sean felices, mientras a otros les valga madre a mi me importa, me molesta, me incomoda, me fastidia. ¿Se supone que así se sienten los amargados? Hace una semana dije cosas que ya no siento, que ya no pienso, ¿cómo es posible? Además se las dije a mi padre. No es que ya no lo admire, no es que ya no lo quiera, no es que ya no desee ser un tanto como él, no es que ya no crea que no hay hombres como él, nada de eso, eso es sólo un poco un tanto de intolerancia. Él tiene más poder que yo. Tal vez sea sólo envidia. Es desfachatado. Tal vez sólo sea impotencia.
Entre otras cosas no puede ser un día extraordinario, por que para eso hoy no debí pensar en nadie que me haya hecho daño, y ni siquiera pude negarme.
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