Escuchar el corazón es difícil. Contenemos un oráculo y desconocemos las claves para interpretarlo. Además los oráculos suelen ser comprendidos cuando se cumplen, y quizá sea una mentira que nosotros retorcemos para que parezca verdad. En mis cortos 23 he descubierto que ciertamente no sabemos nada de nada, pero tergiversamos todo de manera que se acople a nuestros pensamientos, por eso cada cabeza es un mundo. He escuchado como escritores reconocidos son tomados como una ley, como casi todas las personas usan la biblia, para que les diga el camino correcto, para que les descifre la vida y ya no pensarle un tanto más. Adoptan posiciones frente al mundo y sus problemas como si lo que dijera tal o cual fuera cierto, y peor, como si lo entendieran. A veces por mera pose.
Nos echamos al lomo bandas, canciones, estilos de vestir, escritores, creencias, poses, frases y demás para conseguir hacernos de una identidad, y bueno, no hay más, pero si todos lo hacen por qué nos juzgamos entre sí? Bueno, supongo que el tono de mi post es un juicio también, y es que siempre me encuentro en estos problemas precisamente por que no sé escribir y además comienzo los post sin saber a donde irán a parar o siquiera si lógica alguna tendrán.
Lo cierto es que me ha dolido mucho que personas que amo adopten posiciones aparentemente inalterables y con esas lanzas robadas de otros me hieran, sólo por que no quieren ver su vida tal cual es, idéntica a la de los demás, por que bien dice Bunbury, “a todos nos sucede lo que sucede” y ninguno estamos excentos del destino, que cuando te toca a la puerta se desvanece la salida de emergencia. Pronosticaron que mi teatro caería, que me vida se arruinaría, que la maldición por fin anularía el brillo que llevo y me quedaría hecha trizas.Dijeron que mi vida era mediocre y aburrida, que mis sucesos eran vanos, que yo era superficial y cruel, que en tierra de ciegos yo era la reina tuerta, que quien me hubiese hecho creer que era inteligente no poseía inteligencia, que nadie sería capaz de amarme, que era una actriz barata, uff me han dicho y hecho tantas cosas, como seguramente a esas mismas personas se las hicieron. Para mi fortuna a esos intentos y descuidos de las personas que me han hecho daño no creo que por envidia, sino más bien por ineptitud, y que me han tirado, me han dejado en el hospital, me han hecho llorar, me han sumido en la depresión, me han hecho gritar, me han hecho desear no vivir, me han provocado asco, hastío, odio y llevado a la venganza, he sobrevivido y ya sabemos de quien es el mundo evolutivo: de los más fuertes.
Dije que la ineptitud es lo que hace que las personas nos hagamos daño entre sí, eso y la ignorancia de quienes somos realmente. Más allá de estereotipos, etiquetas y falsas personalidades somos seres de energía y luz, más allá de nuestros pensamientos mundanos y superficiales (y éstos llegan hasta las filosofías y religiones) somos capaces de amar (tremendo verbo) y nos da miedo nuestro propio alcance. Es siempre más sencillo excusarnos en que la vida es mediocre, tediosa, injusta y dura, es más fácil, pero también cobarde y estúpido, sobre todo por que poseemos en nosotros mismos el poder, la luz y la sabiduría de vivir ésta única vida que tenemos de una manera hermosa. Los tropiezos y deslices, los terribles accidentes y dolores, los odios e injusticias no son como esos pequeños vértigos que se sienten al irnos elevando por la rueda de la fortuna, que al final olvidamos cuando podemos observar el panorama, esa sensación, si la reconociéramos en nuestra vida diaria nos haría sentirnos felices más a menudo.
Ciertamente somos animales, una especie más que puebla el planeta, pero desconocemos el alcance de las demás especies en cuanto al pensamiento (por que aunque se afirme que somos los únicos animales pensantes… mmm) y por lo tanto podríamos decir que al estar enterados de quienes somos, en donde estamos plantados, que relación tenemos respecto a los demás animales, a las plantas, a los objetos, elementos y astros nuestra misma naturaleza nos impide comportarnos sólo como seres que defecan, leen, comen, tienen sexo, caminan, trabajan, duermen, sueñan, obviamente la nuestra existencia va más allá de eso, sin embargo pasa que cuando nos volvemos más o menos adultos, la gran mayoría dejamos de mirar hacia los lados, hacia arriba y hacia abajo, como cuando somos niños, descubriendo el mundo y jugando roles, tocando, oliendo, crecemos y sólo podemos ver el espejo, a nuestro propio ser envejecer mientras sufre y se acongoja con banalidades.
Quizá éste post sólo sea para eso, para señalar que a pesar de los pesares, a mi me fascina seguir mirando hacia arriba, contemplar las nubes, estrellas, lunas, y siempre encuentro un consuelo y una fuerza me empuja más lejos que cualquier problema común, por más descomunal que parezca, al final todo, todo, todo pasa, y nosotros pasaremos, pero la vida nos da alguna vez, en algún momento de nuestra historia, a veces apenas perceptible, una oportunidad de inmortalidad. Yo voy tras ella.