Es muy extraño hacer las actividades cotidianas, y de repente, recordar que vas a morir. Digo, a cualquier persona podria pasarle. Pero saber que, de hecho, está la muerte ya sucediendo en tu cuerpo es alucinante. Una parte de mi se siente como un fantasma. Vivo y a la vez siento que ya no existo, y puedo ver como será cuando yo no esté. La vida normal, el mundo girando, mis hijos creciendo. Y me da una paz. Saber que puedo estar aquí sin estar, un dia. Y a la vez a veces me inunda la angustia del fantasma. De existir en otro plano donde no se le advierte, donde es testigo pero no puede intervenir más en ésta existencia. Pero debo sacudirme esa sábana blanca y recordar que no, que sigo viva, y que podré estarlo por mucho tiempo más, si la ciencia me lo permite. Si el sistema está de mi parte, si mi cuerpo sigue dando la batalla, si mi cerebro no colapsa. Especialmente lo último.
Tener una enfermedad crónica, y a veces fatal como lo es el cáncer ha resultado como de repente, subir a un globo aerostático. Digo, asi ha de ser, por que no conozco esa experiencia. Pero la puedo imaginar. De repente ir sólo hacia arriba, perdiendo la gravedad, ser cada vez más liviana, ir dejando éste mundo, sin quererlo. Te da una nueva perspectiva de todo. Ciertaente todo más colorido, más intenso, más importante, pareciera que cada minuto debe contar, que la memoria debe, de repente almacenar montones de detalles, como armar la maleta para la otra vida. Aunque no sabes si la maleta será necesaria allá arriba. Seguramente no. Entonces empiezas a empacar, para dejar la maleta aquí abajo, definir quien quieres ser, cómo quieres ser recordada, cómo serán las memorias que de ti queden. Pero nada de ésto tiene sentido. Recuerdas que orgánicamente debes seguir andando, darle al cuerpo lo que pida, lo que urgentemente necesita, y también darle unos cuantos venenos que casi lo lleven a la orilla de la vida y muerte, pero que, mágicamente, le impidan caer.
A veces es totalmente doloroso, atravesar ésta enfermedad, a veces, caótico, a veces una belleza lo invade todo y soy feliz sólo por vivir.
Hoy es un día de los que urge escribir para no traer el dolor, la rabia y las palabras atoradas en el silencio, en la cara de no pasa nada, hoy puede ser un dia de rendirse un poco, para tomar aliento y sumar peso, dejar la liviandad, no dejarse atraer por el vuelo y en pocas palabras, tomar valor para seguir viviendo.
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