Hay un tic tac sonrojado por la llegada de la madrugada.
Toman silenciosas su lugar las estrellas y un rumor de mar se va colando por la oreja. ¿Eres tú?-pregunto- y sólo un suspiro me responde. Me acurruco en la cama y comienzo a navegar. Sobre una nube me siento a meditar: ¿por siempre he de vagar?, ¿en cuál horizonte nos vamos a encontrar?, ¿serás?. De una voltereta bajo de la nube y comienzo a volar.
Un cielo frío me penetra en el pecho y me da miedo. Ahonda en mis secretos y me soborna por ellos. Entrego el ardor para adornar dos tres estrellas. Pago el precio de mi pasión.
Poco a poco domino el temblor y desciendo al mar.
En el mar me ronda tu nombre, tu mirada- la de aquella foto antigua- y un tanto del olor que de tu cuello emana. Silenciosa, me refugio en una ola y siento cómo me arrastra. Tumbada en la arena, sospecho del firmamento negro, sé que por algún hueco el rumor se está colando, inquietándome el deseo, disolviendo la frontera de lo imaginado. Esto es vivir el sueño.