20.6.05

Desde el otoño de Becerra... La mexor poesía.

PARA LA VIDA.

Mi destino te busca. Soy la fecha que el mar

todavía no ha escrito.

Esa brisa es lo que sueñan los árboles.

En las sienes la mano recuerda el horizonte.

En los labios

la voz se agita como una bandera

y en algún sitio del pecho aún responde el poniente.

Mi destino te busca.

En mis ojos el tiempo numera las miradas.

Se coleccionan los antes, no hasta decir mañana

sin el pecho partido por la noche.

La ciudad se ciñe el anochecer como una corona.

arderé como la invención de la tarde,

como el bosque que se ha puesto a pensar en la lluvia,

como la sonrisa que toma forma de anillo

y rueda de una mano silenciosa.

Destino. Palabra que el fondo del río saca como un pez,

como una mejilla donde la corriente puede llorar

sin que lo noten las orillas.

Destino. En un pecho la luna boga desvelada

por la razón más fría.

Destino. A ciegas la luz vela

y unos ojos se abren para siempre.

Escucha esa mirada

que al destino penetra hasta irradiarlo.

Día por venir,

por tocar nuestros ojos con unos ojos de viento.

Soplo de mar a bordo de la tierra;

paisaje de unas velas y de un mástil

en una voz ligera como la espuma o la sonrisa.

Hablo del corazon, frente a la muerte.

Hablo diciendo sueño, sueño, altamar, fumarola.

Hablo diciendo Todos;

en el árbol, como un labio de tierra y otro de noche,

con un corazón de polvo y otro de carta.

Hablo para la vida que ha besado su muerte,

hablo para la muerte

que la vida contempla alejándose.

El tiempo. En el pecho su transcurso se ahonda como un río

que ha oído hablar del mar.

Día por venir, por sentarse a nuestra mesa,

día con cuello de nubes.

Sopla la brisa,

la tierra puede ser el barco que necesitamos.

José Carlos Becerra.

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