25.6.05

He vivido una gran semana. El martes fui a la Unidad Académica de Letras de la UAZ, vi la lista: soy el veintitantos de la lista de aceptados. Eso me hace feliz. Muy feliz. Luego hice más cosas. Leí. Continuio con Pedro Páramo (por segunda vez). José Carlos Becerra.. sí, aunque cualquiera pueda comprárselo.. José Emilio Pacheco gracias a Rome y lloré cuando releí el libro de Lecturas de Sexto Grado, de la primaria, parece que una prima lo dejó por ahí.. He amado a Tom desde aquí, pero todavía no lo conozco, tal vez sea ese el secreto del amor. Cómo sea, estarás bien, Amado Mío. Ayer salí a las 5:30 am de la casa. Caminamos a través del pueblo, hasta el límite. Seguimos por el monte, por una senda trazada por antiguos seres que la tierra ya olvidó. Caminabamos hacia Pánuco, ahí celebraban ya a San Juan Bautista, pedían por la lluvia, otros por sus causas, otros no pedían y agradecían. Conté cincuenta personas en el camino, una mujer iba descalza, - Cuantos pecados no tendrá- Cuantos pecados no llevarás si sigues criticando- escuché. Nos acompañó la luna, la fina lluvia con que Dios nos bendecía y el perfume de flores invisibles. Yo no tenía en mente ningùn rezo. Ninguna súplica, ninguna petición. No era miembro de la peregrinación. Sólo andaba por que el sendero me conducía a lo desconocido. Agradecía a mi Padre Celestial haber auxiliado a mi madre, fue una linda ocasión para agradecer muchas cosas, pero la gratitud se extendió hasta el arcoiris de tierra, los nopales y las piedras, todo tan embellecido en la mañana que resumaba gratitud. Supongo que la naturaleza agradecía a la vida, o al revés. No lo sé. Al llegar al pueblo me di cuenta que era más pequeño que Morelos. La iglesia se veía desde lejos, blanca la cúpula. Antes de alcanzar la calle de la iglesia, un desfile de moros y cristeros pasaron frente a mi. Los disfraces se confundían con la verdad. Avanzamos a pesar de la lluvia que ya caía más gruesa y nos adentramos en el templo. Un ciento de almas oraban. Su "manda" había concluído. Pies astillados, heridos, temblaban de dolor. Un mariachi tocaba canciones desconocidas en honor a San Juan. Luego llegaron los "batallones": una veintena de hombres "armados", una banda de guerra, un bulto de San Juan y un montón de oraciones por rezar. Yo ajena a todo. Yo extasiada ante la belleza de las personas. Ante lo inédito de mi vida. Extasiada ante el poder de la fe. Ante la tradición. Regresé a casa después de las diez. Comí y después de un rato, dormí.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de embriagarme en este paseo como en el barco borracho de Rimbaud, te leo y me hinoptiza la cadencia de tu prosa.

Tu musicalidad es nata, natural, hasta casi instintiva pero sin rayar en lo animal. Te detienes antes, como para dejarme en la duda de si sucederá o no.

El libro aún no se acaba, parece interminable y necesito salir de él, respondiendo a tu pregunta.

Zacatecas debe ser hermoso, alguna vez antes, soñé estar allá.

T.

Agustín García Delgado dijo...
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Agustín García Delgado dijo...

Iba a comentar algo sobre tu prosa en este pasaje, pero el comentador anónimo lo dijo perfecto, mejor de lo que yo hubiera podido.
Ese camino de la vivencia o del costumbrismo es tu camino, tal vez, o uno de ellos. Lo que bien se vive, bien se narra, parecería ser el axioma resultante. Capítulo aparte merece el examen ortográfico, la idea de "pies astillados" que tú relacionas con "astillas en los pies", pero no hagas caso de mis manías correctoras.
Un beso, poeta.

Isela Alejandra dijo...

thanks for read me, live me, adore me. Jaja, ok no, mi inglès es chafa, lo reconozco. Me da guso que me lean. T, te arrolla la obra, me da gusto, ya sabes por que no respondo, no tengo saldo.
A ver Agus, explìcate con lo de la ortografìa. El blog no es necesariamente un taller, es el templo donde acudo, pero siempre son bienvenidas las crìticas, y tuyas, mucho màs. La frontera entre la narraciòn y mi vida es vaga, a veces recuerdo sòlo lo que està escrito.