mis manos contienen la lejanía de las tuyas
y el otoño es la única postura que mi frente puede tomar para pensar en ti.
a veces es una calle al anochecer donde no habremos ya de volver a citarnos,
mientras el tiempo transcurre entre un movimiento de mi corazon y un movimiento de la noche.
y es la hora de encender ciertas luces
y caminar por la cada
evitando el estallido de ciertos rincones.
en tu pecho hubo tardes que al final del verdano
todavía miré encenderse.
el deshielo que en la noche
deshace tu máscara y la pierde.
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