27.6.05

La memoriosa Uni verZal.

Hace algunos libros conocí a mis hermanos. Recuerdo, cómo si las tocara ahora mismo, la gracia de sus manos en el primer saludo. Nos reuníamos en el pasto, frente a las aulas, cada cincuenta minutos, diariamente, ahí hablábamos, reíamos, llorábamos, abrazábamos, callábamos, vivíamos, como si fuera la primera vez. El mundo lucía nuevos colores, nuevas brisas, la escuela resultaba, de manera inexplicable, por renovada ocasión, un lugar en que aprendíamos, aprehendíamos. Alimentando hormigas, coronando nuestras sienes con verdes tiaras, nos descubrimos ocho seres. Algunos nunca conectamos. Otros nos sentimos hilados con la misma lluvia. Somos cinco, nos hemos rezagado a algunas cartas, un álbum de fotografías digitales, románticos puentes, algunas cervezas, algunos besos, algunos girasoles, nos hemos encomendado a algunas estrellas. Somos cinco almas separadas, olvidadas tal vez, pero unidas en una manta cósmica sobre la que nos recostamos en un pasto inmortal al que cubre un cielo azul adimensional. Navegamos por mares compuestos del mismo arte, capitaneando distintas naves.
Alguien vio a través de una ventana a nuestras almas llorar al unísono. Nos hirió la vida al mismo tiempo, nos atravesó la tragedia por mi destino. Ya hace miles de páginas de eso y les pido perdón por la imprudencia. Agradezco su escuchar y su dolor oculto.
Hemos escrito caminos sin incluirnos, yo misma separé mi cuerpo de sus sitios sin mirar por una última vez sus ojos. Sin abandonarme a sus abrazos. Sólo quiero recordar que sigo regando sus jardines en mi corazón. Que sigo enviando letras al pozo de la memoria. Que sigo honrando a la hermandad con mi lucha. Que estoy con ustedes, aunque en los suspiros no me reconozcan.

2 comentarios:

Isela Alejandra dijo...

In memoriam:
Lucy, ramO, Víctor, Rome e Isela.

Anónimo dijo...

es honor seguir en sus mentes.