He vivido experiencias gratas. Muy gratas. Ayer me entere oficialmente que Nelly ( mi prima) espera un bebé. Hoy volví a lavar. Tallar en lavadero mi ropa es una experiencia extraña. Relajante, me atrevo a decir. Es un esfuerzo físico diferente. La primera vez que lo hice me sangraron las manos, y fue vergonzoso, no quería que se supiera, pues se pensaría que mis manos son torpes y delicadas. Y efectivamente, solo gozaban del mérito de saber sostener un libro y teclear a velocidad media mis pocos pensamientos lúcidos.Ahora mis manos se han aventurado más allá de los libros, teclados y pieles. El viernes pelé nopales. Es una acción sencilla, se diría, pero peligrosa. Las espinas visibles de los nopales son bastante bondadosas, ceden a la hoja del cuchillo, no duelen, ni siquiera se atreven a lastimar. Sin embargo hay otras espinitas, voladoras, pegajosas, tramposas. Esas si invadieron el aire, mi pantalón acomodó a unas cuantas, mis manos solo se dejaron penetrar suavemente por una decena, que fue extraída con cuidado de pinzas y pedazos de cebolla.Mis manos han estrechado nuevas manos y muchas veces han extrañado acariciar algunos rostros. Tomar algún cigarrillo. Escribir algunas letras.
Mis manos, mi cuerpo, toda yo estoy ahora sólo para mí y esa es una aventura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario